sábado, 31 de octubre de 2009

El cocinero - Chuang Tzu

El cocinero del príncipe Wen Hui
estaba destazando un buey.
Extendió una mano,
bajó un hombro,
apoyó un pie,
presionó con una rodilla.
El buey quedó desecho.
Con un susurro,
el brillante cuchillo de carnicero murmuraba
como un viento suave.
¡Ritmo! ¡Cronometración!
¡Como una danza sagrada,
como las antiguas armonías!

"¡Buen trabajo!", exclamó el príncipe.
"¡Su método es impecable!"
"¿Método?", dijo el cocinero
dejando a un lado su cuchilla.
"¡Lo que hago es seguir el Tao
más allá de todo método!

Cuando empecé a
destazar bueyes,
veía ante mí
al buey entero,
toda una masa única.
Después de tres años,
ya no veía aquella masa.
Veía sus distinciones.
Pero ahora ya no veo nada
con los ojos. Todo mi ser
aprehende.
Mis sentidos están ociosos. El espíritu,
libre para trabajar sin un plan concreto,
sigue su propio instinto
guiado por una línea natural.
Por la abertura secreta, el espacio oculto,
mi cuchilla encuentra su propio camino.
No atravieso ninguna articulación,
no corto hueso alguno.

Un buen cocinero necesita cuchillo nuevo,
una vez al año. Corta.
Un mal cocinero necesita uno nuevo
todos los meses ¡Él mutila!

Llevo utilizando esta misma hoja
diecinueve años.
Ha destazado
un millar de bueyes.
Su hoja sigue cortando
como si estuviera recién afilada.

Hay espacios entre las articulaciones;
la hoja es delgada y cortante:
cuando esta delgadez
encuentra aquel espacio,
¡hay todo el sitio que se pudiera desear!
¡Pasa como una brisa!
¡Por eso mantengo esta hoja desde hace
diecinueve años
como si estuviera recién afilada!

Cierto es, en ocasiones hay
articulaciones duras. Las siento venir,
entonces me detengo, observo con atención,
me contengo, casi no muevo la hoja,
y ¡whump! la parte se desprende
cayendo como un trozo de tierra.

Entonces retiro la hoja,
me quedo quieto,
y dejo que la alegría del trabajo
penetre en mí.
Limpio la hoja
y la guardo."

El príncipe Wen Hui dijo:
"¡Eso es! ¡Mi cocinero me ha mostrado
cómo debería vivir
mi propia vida!"

Chi Kung

Primer movimiento de Tai Chi Chuan
Solitaria figura en postura contemplativa
No precisa de discurso alguno, ni de especulación filosófica
Se aprende al practicarlo
Enseña a un nivel que la mente consciente no reconoce
Afecta la conciencia en medio de lo anónimo del silencio sintiendo aquello que se halla en el interior, la fuerza vital
Atención en el Dan- Tien
No aferrarse a ningún pensamiento
Se establece lo que es superior y lo inferior, lo creciente y lo menguante, la expansión y el repliegue… se distinguen el Yin y el Yang
Se alzan los brazos y la energía asciende por la columna hasta las manos
Se activa la circulación sanguínea
Conciencia, respiración
Todo fluye del centro del cuerpo al exterior

miércoles, 21 de octubre de 2009